Barrio Roca, donde crece la agroecología
El Inta distinguió al centro vecinal por las huertas orgánicas que muchos vecinos crearon en su casa. Aseguran que es más que un recurso para conectarse con la naturaleza y cultivar alimentos en plena ciudad para una alimentación más consciente, saludable y económica, sino a la vez cumple una función de sociabilización que fortalece los lazos de vecindad.
Por Cecilia Castagno | LVSJ
El 2020 habrá sido para muchos el año en que, por primera vez, se entregaron a la aventura de tener una huerta.
En ese nuevo escenario que planteó el Covid-19, y que ha dejado huellas de todo tipo, la creación de la huerta orgánica en casa fue una de las formas que vecinos de barrio Roca de nuestra ciudad adoptaron para atravesar la pandemia, conjugando al menos tres ideas: el autoconsumo, la preocupación ambiental y la alimentación saludable.
Se trató no solamente de una manera de sobrellevar el aislamiento social, sino fundamentalmente de proveerse de alimentos naturales, de mejor calidad al ser orgánicos y a la vez, evitar realizar grandes gastos para cuidar la economía familiar.
Boom, tendencia, moda... como se llame, el fenómeno se traduce en números y también se mide por reconocimientos. En los últimos días, el Centro Vecinal Barrio Roca fue distinguido por el Inta, el Ministerio de Agricultura y el Ministerio de Desarrollo Social de la nación por su "valiosa colaboración en el contexto de pandemia" para seguir fortaleciendo el programa ProHuerta.
A través de este programa que fomenta las huertas familiares, la entidad barrial entrega de manera gratuita el kit de semillas de las temporadas otoño -invierno y primavera - verano a unas 50 familias a quienes además asesoran en materia de plantación y cuidados, siempre a través de la agencia San Francisco del Inta.
Los dirigentes barriales esperan que sean otros tantos los vecinos que se sumen a partir de este año y del "gran interés" que despertó la iniciativa entre los 250 socios del centro. De hecho, están abiertos a que habitantes de otros barrios accedan al programa que entrega más de 18 especies, entre ellas las más requeridas como acelga, albahaca, tomate, lechuga, rabanito punta blanca, pimiento, berenjena, melón, zapallitos, rúcula, entre otras.
La experiencia demuestra que cultivar el propio alimento genera más conciencia sobre lo que se come. "Lo vimos como una muy buena idea de arranque y las buenas iniciativas siempre son bienvenidas en nuestro barrio. La mayoría manifiesta que busca comer más sano, saber qué están consumiendo, por ello incursionaron en el autocultivo", contaron a LA VOZ DE SAN JUSTO Laura Morassut y Eduardo Assun, presidenta y secretario del centro vecinal, respectivamente.
De esta manera, se cumple el objetivo del programa creado por el Inta hace más de 30 años: generar valor agregado en origen y fortalecer la soberanía alimentaria y el desarrollo sostenible.
Consultada sobre el perfil de las familias que se apropiaron de este instrumento, Morassut dijo que las hay "de todo tipo, con hijos chicos y también adultos mayores o parejas jóvenes empujados por el avance de la concientización sobre una alimentación más sana". No obstante, admitió que "el interés fue generalizado".
Lazos comunitarios
Para la práctica de la agricultura en casa, Assun afirmó que "se puede empezar en un espacio pequeño e ir afianzándose. No es necesario contar con superficies o patios tan grandes, hasta las macetas son aptas para sembrar". Desde el Inta indican que en un metro cuadrado de huerta se pueden producir hasta 20 kilos de comida.
"Se comienza con cultivos fáciles como los rabanitos o el perejil, y luego se sigue por los difíciles, como el tomate".
Los kits de semillas son llevados domicilio por los vecinalistas, incluso, les consultan y piden consejos sobre el lugar donde realizar la huerta orgánica doméstica. Ellos atienden las inquietudes aunque muchas las derivan a la página web del programa -www.argentina.gob.ar/inta-que expone una guía con el paso a paso y recomendaciones para el cuidado de los cultivos.
Quienes deseen recibir el kit de semillas pueden inscribirse a través del teléfono 3564 -657188.
Los entrevistados destacaron que poner en marcha un desafío de estas características no solo es terapéutico, sino también, una manera de acceder a vegetales de primera calidad, cuidando al mismo tiempo la economía familiar en tiempos difíciles.
Además, las huertas funcionan como mecanismo para fortalecer el vínculo entre vecinos.
Un barrio con conciencia ambiental
"La pandemia de coronavirus nos planteó nuevos desafíos. Primero, por la cuarentena estricta estábamos muy limitados en cuanto a eventos que nos permitieran recaudar fondos para continuar con nuestras actividades y después, con las flexibilizaciones tuvimos que repensar nuestras tareas y pensar también en lo que llaman la nueva normalidad o la pospandemia. Entonces, comenzamos a abocarnos a proyectos más amigables con el medioambiente, entendiendo la revalorización de los espacios al aire libre. Así, encaramos la idea de separar y reciclar residuos sólidos urbanos e instalamos tres cestos diferenciados" en el barrio, recordó Morassut.
Los mismos se encuentran en la Plaza Vélez Sarsfield sobre bulevar Roca; en Juan de Garay y Libertador (N) y en España y las vías del exferrocarril Mitre.
En los espacios públicos, el centro vecinal promueve la separación de residuos. (Fotos: Marcelo Suppo | LVSJ)
"Cuesta generar conciencia en los vecinos; están aquellos que cuidan y aquellos desaprensivos que arrojan cualquier tipo de residuo en el lugar incorrecto. En algunos casos, analizamos retirar el canasto porque no cumple la función para la cual fue instalado. Tal vez, si hubiera cámaras de vigilancia en ese sector, la gente no se animaría a hacer del lugar un minibasural, tirando todo tipo de basura", se lamentó.
Sin embrago, no bajan los brazos y siguen firme y adelante con el proyecto que pronto sumará un nuevo cesto para la disposición de residuos en bulevar Buenos Aires y el paso a nivel, abonando la importancia de la separación de orgánicos e inorgánicos y la recuperación.
"La pandemia nos planteó nuevos desafíos. Comenzamos a abocarnos a proyectos más amigables con el medioambiente".
Los desafíos en 2022
"Nuestro principal proyecto para este año es llegar a tener la sede propia, un casa donde llevar a cabo actividades, talleres, capacitaciones, en beneficio del vecino", manifestó Morassut.
Aseguró que están avanzadas las gestiones para que el municipio colabore con la entidad barrial en el pago del alquiler de un inmueble que ya tienen en vista.
Pese a las dificultades que planteó la pandemia, resaltaron que "los vecinos nuca dejaron de colaborar a través de su cuota mensual y de hecho, se sumaron nuevos socios".
Otra demostración del fuerte sentido de pertenencia es el grupo de WhatsApp mediante el cual se evacúan consultas y también se hacen advertencias para resguardar la seguridad en las 153 manzanas que ocupa el barrio, el más grande la de la ciudad.
Morassut remarcó que esta herramienta "está funcionando muy bien, se maneja con respeto. Con eso unimos al barrio y estamos generando consciencia de que nos tenemos que cuidar entre todos, no solamente los bienes sino también a las personas".